martes, 29 de marzo de 2022

26·03·2022

42. Ruta conjunta Women in bike Mañicas & Alazanes

“Todos sueñan con montañas florecidas,

pero pocos siembran semillas todos los días.” 

(Arnau de Tera)

Flores y cactus en un mismo jardín. Sin espinas y con la blanca pureza de los campos de algodón.
Y es que la primavera se adelantó al menos por unas horas. 

¿Quien no ha caído alguna vez en los tópicos de: “a ver si quedamos y...”  ”podríamos hacer...”  ”si eso nos llamamos...” , etc... para luego quedar todo en palabras huecas que caen en el ostracismo y en el olvido?
Pero éste no iba a ser el caso gracias especialmente a dos admirables jardineros, Mar y Enrique, quienes con el beneplácito y colaboración de Noe y Pascual y la complicidad del resto de Wib-Mañicas y Alazanes, labraron la tierra, trazaron los surcos necesarios, plantaron la semilla de la fraternidad y de ésta germinó una ruta donde la armonía, concordia y camaradería se extendió hasta el horizonte. “Pensat i fet” (pensado y hecho).

Como en todo buen cultivo, el agua es imprescindible para que pueda obsequiar un fruto de calidad y desde luego el líquido elemento no faltó, pues la lluvia acompañó durante toda la semana, llegando incluso a sembrar la duda y la tentación de suspender o al menos aplazar la quedada. Las miradas al encapotado cielo pintado en tonos grisáceos eran constantes y por ello el temor permanecía perenne e incluso se acrecentaba por momentos. Pero la buena fortuna se reveló y dispuso cuanto estaba en su mano para que esta entrañable iniciativa no se viera truncada. Y así fue.

Flores y cactus en un mismo jardín. Porque nueve flores de Wib-Mañicas más Mª Luz, la nuestra, la Jefa, acudieron al Azud con la asombrosa puntualidad de la que carecemos algunos de los cactus más pinchudos. Flores desiguales y dispares pero con unas semejanzas en común: la encantadora y contagiosa sonrisa que emergía de entre los pétalos de sus rostros y el cristalino brillo de los ojos que reflejaba un cóctel de inquietud, timidez, jovialidad e ilusión. 
 
Cactus, muchos y variopintos, de todas las hechuras, trazas y composturas. Y más cuando coincidieron en el punto de quedada los sahuarios Team con sus esbeltos y estilizados tallos, los fornidos y vigorosos cladodios de los China Chana y los multiformes Alazanes donde quizás, y sin el quizás, prevalecía el tipo globoso o barrilete. Todos, flores y cactus, posaron como girasoles en busca del mismo sol para la primera foto grupal de la jornada antes de iniciar la marcha.

Comenzó la pedalada y 32 compañer@s, como uno solo, partieron en busca de las aventuras y desventuras que les tenía marcado el destino. Desde la pasarela de Santa Isabel, donde aguardaba Gocha, la imagen del heterogéneo muestrario multicolor que ofrecían a su paso nada tenía que envidiar ni al cuadro de Van Gogh “Campo de tulipanes” ni al jardín floral del Parque Keukenhof de Lisse que lo homenajea. 

Era un día donde el track, los kilómetros, la velocidad, el desnivel y similares no acaparaba relevancia alguna. Para nada. Congeniar, simpatizar, fraternizar y amigarse concentraba el deseo y anhelo de tod@s. Como era de esperar esta pretensión quedó más colmada que los campos de maíz en el segundo semestre del año.

De Villamayor hacia el Vedado de Peñaflor y, desde allí, la tradicional ascensión hasta la atalaya, donde se reagrupó, se cogió aliento, se dio buena cuenta de las viandas y con un marco de fondo de gran belleza y encanto natural llegó el momento de más fotos, unas de posados, otras de robados, pero todas de una exquisita calidad que ya la querrían para ellos los paparazzi profesionales. Cierto es que l@s model@s presentes en el evento favorecieron mucho y bien esta labor. Incluso el cactus más bochornoso ofreció en dicha tesitura su mejor versión, aunque para ello tuviera que esconder sus prominentes abdominales y contener la respiración mientras esbozaba una creíble sonrisa.

Y que comentar del Tik Tok: de diez. Como de costumbre bastaron un par de ensayos y probaturas para que Mañicas y Alazanes demostraran sus innatas dotes artísticas con una asombrosa coordinación, ritmo y armonía similar a la de los juncos movidos por la sutil brisa. Cierto es también, que a algún cactus con cintura de roble macizo no lo doblaría ni el cierzo más virulento. Pero que nos quiten lo bailao, verdad?? Y es más: las animadas risotadas y la gozosa diversión que regalaron a los inmóviles espectadores que se deleitaban con el espectáculo no tenía precio. 

Llegó la hora de retornar, sin prisa, con terreno en suave descenso, disfrutando de cada pedalada, oteando la civilización en la lejanía y dejándonos atrapar y guiar por la llamada de la cerveza que ya nos aguardaba en La Barca. Irrumpimos en su terraza con el ansia e ímpetu con el que en el Medievo se asaltaban castillos tras un prolongado asedio. 

Con la jarra en la mano y los platos de patatas sobre las mesas esperando su trágico final procedimos a recitar los clásicos y legendarios brindis: “Esparmaños... ... que orificio os duele?... au, au, au” y “bici sin cerveza... no me entra en la cabeza”. Debimos de incordiar y enojar a las nubes con los bramidos pues a partir de ese instante abrió sus fauces y comenzó a escupir sobre nosotros todo el mal que llevaba dentro.

Lamentablemente hubo que finiquitar las tertulias antes de lo deseado y despedirnos con premura, agradeciéndonos mutuamente la jornada tan genial y formidable que habíamos disfrutado y compartido.
Así que cada planta a su maceta, pero como es de bien nacido ser agradecido, de nuevo: Gracias a tod@s por todo.

Hasta pronto (y que no se haga de rogar la próxima... ... Pensat i fet)

(Consciente de que soy un cactus que si se pincha con sus propias espinas se envenena, pido disculpas de antemano si algún/a compañer@ se ha sentido molest@ por alguna palabra o frase de este escrito. Nada más lejos de mi intención)



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