jueves, 25 de marzo de 2021

19·12·2020

17. Trilogía: “EL CONJURO DEL HECHICERO”

PARTE  III

“Ellos son los que se adentran

en lo desconocido y lo conquistan,

son los que alcanzaron las más altas cimas,

son los que se criaron escuchando hazañas

y ahora escriben las suyas.”

 

Entrados ya en el último mes del año y palpando las deseadas Navidades el conjuro comenzó a dar su fruto para sorpresa de todos. De las hojas de la hiedra supuraba una savia jamás vista por su color y textura, la cual fue cuidadosamente recolectada y envasada como si de polvo de oro se tratara. Cierto es que incluso podían estar frente al tesoro más deseado y valioso: una vacuna con la que hacer frente al poder de la parca y a su mortífero aliado invisible.

Tan solo faltaba profesar actos de Fé: ofrecer esta nueva esperanza a dioses cristianos, paganos y mitológicos. Partieron un 19 de Diciembre rumbo al Toro Sagrado de Alfajarín para mostrarle agradecimiento y demandarle su legendaria fortaleza en un ritual con el cual en otras épocas habrían sido víctimas de la Inquisición. El ambiente en el punto de salida era especialmente jocoso y elegante pues el que más y el que menos había adornado su montura con aderezos navideños y se había ataviado con sus mejores túnicas y gorros roji-blancos típicos de estas fechas. Ni el torturante frío gélido que se cebaba con ellos ni la persistente niebla que los aguijoneaba con su humedad eran capaces de borrar las sonrisas de las caras ni de apagar el brillo de ilusión que desprendían sus ojos. No tardaron en divisar las ruinas del castillo musulmán y abriéndose paso a través de la bruma cerrada culminaron la ascensión reagrupándose a los pies de la majestuosa silueta del animal mítico protagonista de la ofrenda. Con el baile previsto realizado y el propósito de la ruta consumado era hora de retornar a la aldea por la Alfranca y la pasarela del Bicentenario a un ritmo asfixiante para la mayoría de los corceles.

Una semana después, el 26 de Diciembre, y por ser la última cabalgada del año decidieron hacer un guiño a la doctrina cristiana y santificar la savia de la esperanza en la Ermita de San Jorge. No podían esperar al 23 de Abril, fecha de su festividad, cuando los lugareños se dirigen en procesión hasta allí para asistir a una misa tras la cual el sacerdote bendice los campos del municipio y los nobles y señores de la villa invitan a pan y vino a los asistentes. Previamente debieron ascender y transitar por los molinos del Parque eólico Arias, esos que tan bien le habrían servido de fuente de locura a Don Quijote. A partir de ahí, camino llano y trote ligero hasta el cementerio del Burgo donde comienza la escalada hacia la Ermita con unas rampas finales del 20% en las que hay que apretar los estribos, echar el cuerpo hacia delante y no levantar las posaderas de la silla de montar. Una vez coronada la cumbre, mientras los potros recuperaban el resuello y antes de bendecir la pócima sagrada, los valerosos jinetes disfrutaron de las admirables vistas que les ofrecía el paisaje.

Con el comienzo del nuevo año las cabalgadas previstas para proseguir con las ofrendas sufrieron un penoso revés por culpa de las inclemencias del tiempo. La ruta de los Belenes del 2 de Enero se vio truncada por el agua-nieve que se posaba sobre los bravos guerreros que, aun siendo conocedores de la que se avecinaba, ensillaron sus monturas y galoparon hasta que el barrizal les imposibilitó la marcha. No hay mal que por bien no venga y no hay contrariedad que no se pueda endulzar. Merced a esta retirada a tiempo tuvieron la fortuna de poder empapuzarse con un chocolate caldeado y engullir unos churros recién hechos cortesía de la pariente de un fiel seguidor de la hueste tricolor.

No corrió mejor ventura la ruta señalada para una semana después, el 9 de Enero, hacia la Cueva Encantada. La villa, como prácticamente todo el Reino, amaneció con un manto blanco radiante de considerable espesor fruto de una nevada histórica que sorprendió a propios y fascinó a extraños.

Por fin el 16 de Enero los establos se desocuparon y las herraduras volvieron a bailar con brío esta vez por Miralbueno, Garrapinillos, camino de Bárboles, Torre Medina y puente de Clavería. Tampoco iba a resultar un transitar sobre pétalos de rosas. El incordiante y engorroso cierzo no quiso perderse la función e incluso osó actuar activamente en ella. Pero ni él ni cien vientos más poseen la fuerza suficiente para frenar a nuestros actores principales. Debían realizar el ritual pagano del Fuego en la Pirotecnia y nada lo iba a impedir.

Persistente en su intento juró venganza una semana después, el 23 de Enero, mientras nuestros caballeros cabalgaban por las sendas del río Gállego, San Juan de Mozarrifar, la Cartuja y Valdegurriana. Pero poco podía hacer ante la veteranía de estos paladines y su maestría, destreza y pericia en el arte de parapetarse y guardarse ante sus acometidas.

Barro, nieve, cierzo... ... Aún faltaba un cuarto invitado detestado: la lluvia. Y esta se presentó sin ser convocada el 30 de Enero. Las nubes que aligeraron su carga durante la noche y la previsión al alba forzaron a tomar la infeliz pero acertada decisión de cancelar la partida que debía poner rumbo hacia Peñaflor, la Ermita de san Cristóbal y la Cuesta del Fraile. Más que anularla simplemente se pospuso una semana y el 6 de Febrero iniciaron la ruta bajo una fina ducha de minúsculas gotas casi imperceptibles  que formaban fastidiosos lodazales a su paso. Les aguardaba una idílica ascensión entre pinares y vegetación típica del bosque mediterráneo y tras coronar la cumbre no sin esfuerzo, afán y sacrificio brindaron la savia milagrosa para recibir su bendición. Trotando de retorno al hogar transitaron por las inmediaciones de la Cartuja de Nuestra Señora de Aula Dei, uno de los conjuntos más importantes del Reino tanto por su arquitectura como por las obras de arte que encierran sus muros. Rodeada por una muralla de ladrillo y cubierta por teja árabe se deleitaron con la imagen de la sobria Iglesia central, la gran plaza ajardinada, el claustro donde se ubica el cementerio, la hospedería, las capillas privadas, el refectorio, la biblioteca y las celdas individuales de los monjes cartujos con su dormitorio, oratorio, estudio, comedor, huerto, taller y solana.

En esta peculiar ronda por castillos, ermitas, iglesias y demás no podían ni debían faltar a la cita con el emplazamiento más alto de la antigua Caesaraugusta: Santa Bárbara. Por ello un 13 de Febrero y tras espolear sus monturas por los galachos de Juslibol, Alfocea, Cantarranas, Rosales, Montecanal y Valdespartera se plantaron a los pies de la pronunciada y escabrosa senda que los encarrilaría hasta los restos de la fortaleza construida con obra de tapial y piedra y que posteriormente sería reformada para edificar sobre ella la Ermita que se presentaba ante sus ojos con grandes pérdidas de material y aspecto ruinoso. La desazón se apoderó de ellos al ser testigos de lo que es capaz el ser humano en nefasta alianza con la naturaleza. No había tiempo para lamentos y una vez practicada la solemne ceremonia iniciaron la vuelta por la Cartuja y el camino de la Alfranca.

El elenco de lugares por donde debían peregrinar estaba a punto de concluir y así el 20 de Febrero bajo una túnica sombría y grisácea que iría cediendo ante el empuje de los destellos solares partieron en busca de la Cueva Encantada por el barranco de San Juan en las proximidades de Alfajarín. Asegurando los pasos con cautela y precaución se dejaron guiar por la estrechez del acotado sendero en el que tan solo había espacio para una montura. Asegurando firmemente la riendas ante el incesante zigzagueo y enfundados entre las lomas del barranco hallaron por fin el objetivo de la ruta: la cueva. Y allí mismo depositaron unas gotas de la esencia milagrosa con la esperanza de que el encantamiento del lugar contagiara su poder. La vuelta, jubilosa y optimista por haber cumplido con el cometido de su misión, la concluyeron por los términos de La Puebla de Alfindén y Villamayor.

Ya solo faltaba celebrarlo y para ello decidieron retornar al primer destino de la correría para cerrar el círculo y clausurar el propósito de tantas andanzas, aventuras y desventuras: el Toro de Alfajarín. Pero esta vez se presentaba la jornada de forma diferente pues no hay forma mejor de festejar una conquista o una victoria que frente a un suculento y ostentoso menú de genuina dieta mediterránea. Por custodiar fielmente la imagen de la hueste no pregonaré más detalles. Lo que fue digno de alabar fue la perfecta organización tanto de los preparativos como del acto en sí. Tras una pacífica invasión de la plaza de Pastriz y el buen hacer de la taberna la jornada de hermandad finalizó envueltos en una nebulosa de fraternidad y amistad que superó cualquier expectativa.

Durante meses obraron tal y como sus principios así le marcaban. El germen de esperanza ya estaba difundido por doquier y el conjuro del Hechicero ya estaba concluido. El resto no dependía de ellos, los creyentes debían suplicar en sus rezos y los paganos encomendarse al destino.

Pero el final de esta lacra, o no, será otra historia, o no.


“Empieza haciendo lo necesario,

después lo posible,

y de repente te encontrarás

haciendo lo imposible”

(San Francisco de Asís)

FIN

“La mejor manera para predecir nuestro futuro es crearlo”

(Dr. Forrest C. Shaklee)

sábado, 20 de marzo de 2021

20·03·2021

 16. Cuando aquí pasa algo.

“Desde su origen castellano,
habiendo atravesado diferentes tierras
y moldeado sinuosos paisajes, el Jalón
ya prácticamente desgastado tras sus andanzas,
se une al Ebro en Torres de Berrellén.”

Cuando el invierno quiere morir atizando sus últimos coletazos mientras se consume entre sus postreras ascuas, cuando de sus cenizas la primavera pretende renacer un año más impregnando el ambiente de aroma fresco y fragancia floral, cuando el sol se empeña en hacer visible y palpable su presencia rociando de calidez cuanto yace a sus pies, cuando el cierzo como único aliado del agonizante invierno trata de evitarlo a toda costa... ... aquí pasa algo!!

Cuando por más que el viento nos intenta frenar tan solo logra aminorar nuestro ritmo, cuando se da por vencido y en su afán de rehabilitarse nos impulsa en un retorno presuroso, cuando las sendas teñidas de un manto verdoso aceitunado nos protegen de tan molesto compañero de viaje, cuando las vistas del río Jalón con su desembocadura, cauce, embarcadero y paradores emiten sensaciones placenteras y confortables... ... aquí pasa algo!!

Cuando a pesar de las inclemencias de la tierna brisa que nos azota la cabeza del locuelo gigantón no para de ingeniar nuevas campanadas y ofrendas, cuando la Capitana recibe un más que meritorio homenaje por la Coral biciclera bien instruidos por el nuevo dúo Pimpinela, cuando el baile del Tik Tok triunfa en la primera toma y sin ensayo previo, cuando la guerrera dando muestra de su fortaleza sobrelleva con su perpetua sonrisa una contractura que incluso le impide respirar con normalidad aumentando así su leyenda particular... ... aquí pasa algo!!

Cuando el Líder nos instruye con la maestría de un pedagogo de renombre sobre la hipótesis del trenecito, cuando poco después un compañero con la teoría aprendida pretende pasar a la práctica abalanzándose sobre su víctima más próxima con disimulo y alevosía fingiendo un desplome casual, cuando esta anécdota se salda con un cesto repleto de sinceras y profundas carcajadas, cuando semejante jolgorio elimina nubarrones y libera tensión, cuando (tomo prestadas estas sabias palabras) el bosque esconde secretos que solo los asistentes son conocedores de ellos... ... aquí pasa algo!!

Cuando un compañero comparece por una senda imaginaria fuera del track, cuando para adornar el pastel con una guinda lujosa lo hace con la cadena rota, cuando todos paran a ofrecer su ayuda unos dando un rodeo para llegar hasta el desafortunado protagonista del incidente mientras un friki disparatado salta la acequia creyéndose Spiderman, cuando entre todos y gracias a los extensos y completísimos conocimientos de mecánica se solventa la contrariedad de forma rauda y efectiva... ... aquí pasa algo!!

Cuando esta vez sí hay tiempo para la preceptiva cerveza y unas patatas fogosas gentileza del cumpleañero (gracias), cuando aunque sea en mesas separadas converge tanta tropa a la par mostrando semblantes dichosos y encantados rodeados de una aureola de bienestar y satisfacción... ... aquí pasa algo!!

Y lo que pasa no es novedoso, para nada. Es algo que siempre hemos tenido y que NO se había perdido ni olvidado. Quizás estaba sedado y adormilado o arrestado en una celda de incomprensión e incertidumbre. Quizás el momento de juzgar ya debe pasar, quizás rebuscar en el pozo turbio de las causas no es lo preferible porque nadie tiene la única verdad ni la razón absoluta.

Es el momento de mantener vivo, despierto y avispado lo regenerado hoy. Es el momento de finiquitar este gris invierno y renacer con la primavera que seguro nos brindará fortuna, bonanza, concordia y fraternidad.

Como esta semana debía haber sido la más grande para los valencianos, en recuerdo hacia ellos y antes de que me salte la primera lagrimilla me despido en el idioma de mi terreta deseando que os unáis conmigo al grito de:

¡¡¡ Vixca la mare que us va parir a tots !!!


lunes, 15 de marzo de 2021

19·12·2020

La lágrima

"Puedes salir, sin vergüenza ni temor
deslízate suave coronando la mejilla
no te lo pienses más y salta al vacío
únete a los tuyos y regad la tierra
para que la esperanza cubra el cielo."

 

08·11·2020

“Cayó la pizca de arena
dejando el reloj vacío
preciso era su volteo
para parir nueva era.

Más no sería hoy, no
pues con alma perdida
vagaba triste el tiempo”


07·03·2021

15. Nacimiento del Río Ginel

 “Si no puedes correr, trota

si no puedes trotar, camina
si no puedes caminar, gatea
si no puedes gatear, repta
pero nunca dejes de avanzar”

Porque la primera ruta con el grupo rebautizado se prestaba a ello. Es de esas que si no la conoces es digna de respetar contemplando el perfil, de esas que aún conociéndola eres consciente de lo que te espera, de esas que por la temprana hora de quedada intuyes que se hará muy larga. Es de esas para disfrutarla si amaneces con buenas sensaciones, las cuales palian y minimizan el sufrimiento y el cansancio pero que no por ello te liberan totalmente de él. Pero también es de esas que se pueden hacer eternas si no tienes un buen día, si fallan las fuerzas, si las piernas le mandan al cerebro malos augurios y éste le rebota a ellas pocas soluciones entrando en un bucle preocupante y desmoralizador.

Así le pasó a Luis J. quien por este día es el que recibe mi sincero y meritorio aplauso. Desde el inicio ya nos advertía que no pintaba bien pero aún así libró una singular batalla con el peor enemigo: uno mismo. Y salió victorioso, vaya que sí. Todo un ejemplo de cómo sobreponerse a la adversidad. A su paso, sin cebarse y siempre bien acompañado y animado por los compañeros. Ya lo pregona la ley de oro no escrita: "salimos juntos, volvemos todos y nadie se queda solo".

Fuego, estruendo humo y perfume. No hay buen fallero que se precie de serlo que no lleve en la sangre la pasión por la pólvora y todo el mundillo que la rodea. Por ello, y cuando rodábamos directos hacia los aerogeneradores y al paso por los polvorines que oteamos a nuestra izquierda, una vez más me invadió la nostalgia y los recuerdos de la terreta que no visito desde hace ya nueve meses y lo que es peor, nueve meses sin poder reunirme con mis hijos, padres, familia y amigos. Ya queda menos, seguro que sí. Pocos me ganan a optimismo.

Pero el infortunio nunca viaja solo. En la primera rampa del día hacia el Parque eólico una avería truncó a Rafa la ilusión de repetir ruta un domingo más. De la que se libró... o lo que se perdió.

A partir de ahí hay que afrontar el desafío como se pueda o se quiera. La propia ruta ya se encarga de dividir el grupo. El terreno, la forma física y la voluntad colocan a cada uno en su sitio. No hay problema, los momentos para reagruparse surgen sobre la marcha. Hay tiempo para todo: para fotos, comichear, bromear... ... y como no... para atender con entusiasmo sin límites y admiración infinita los apuntes geográficos, históricos, arquitectónicos, biológicos y culturales que nos brinda apasionadamente y sin ánimo de lucro el pedagogo y mentor Don Francisco. Ya en serio, para los foráneos y para los noveles en las rutas las aportaciones de Paco son un lujo. Gracias y perdón.
Aunque todo hay que decirlo y quizás en lo que no se aplica tanto es en las matemáticas. Y es que contar las subidas que marca el track, para ir restando las cumbres ya coronadas y que nunca cuadre y siempre falte alguna es para hacérselo mirar.

El objetivo de la jornada se mostraba ante nuestros ojos, cerca de la Ermita de María Magdalena en Mediana de Aragón donde nace el río Ginel para regar los campos de Rodén, Mediana y Fuentes de Ebro. Para los más aplicados, en su vega se ubica un yacimiento arqueológico, Los Castellazos, que corresponde a un asentamiento ibérico establecido sobre una necrópolis de la Edad del Hierro anterior y en el que han aparecido restos de murallas, torre de vigilancia, fosos, tumba de incineración y todo tipo de cerámica de la época.
Seguro que vale la pena una visita con tiempo.

Pero pena, penita, pena la cara que se nos quedó al ver la pared que había que escalar. Solo cuatro titanes Arturo, Jose Antonio, Mosquito Ferrer y Gocha lograron coronar mientras el resto pie a tierra y envueltos en un aura de resignación nos contentábamos con alentar a los gloriosos paladines. Incluso hubo quien coronó dos veces porque claaaaaro... en la primera no le habían podido hacer foto. Que grande The King Arturo!!!

Y repito: el infortunio nunca viaja solo. La desventura se cebó con Javier, quien en su intento de superar la prueba patinó y cayó de mala manera llevándose lo peor del impacto ahí donde iba a ser imposible masajearle por ausencia segura de voluntarios. Vamos, que sí, mucho compañerismo pero ni una ligera friega para aliviar el dolor en semejante parte. A lo sumo una palmadita en la espalda y ánimos, muchos ánimos. Por fortuna todo quedó en un susto y en minutos ya encabezaba el pelotón.

Los toboganes, ojo petaca con ellos. Para disfrutar como niños en la feria, una bendita locura para cambiar el semblante de fatiga por el de gozo, desahogo y liberación. Ahí se quedaron buena parte de los males que ya pesaban como piedras de mármol por la exigencia de la ruta.

Y vuelvo a repetir: el infortunio nunca viaja solo. Aunque más que un infortunio como tal fue sufrir un domingo más la dictadura tiránica del reloj que privó a la mitad de la tropa de la oportunidad de saborear la cerveza y las patatas de rigor por tener que atender compromisos más ineludibles. Otra vez será.

“Deberíamos vivir tantas veces como los árboles,
que pasado un año malo echan nuevas hojas
y vuelven a empezar”

(José Luis Sampedro)



30·07·2009

CORAZÓN   DE   CERA  


Corazón de cera

para la querida dama

del  caballero que la ama

y que goza a su vera.

 

Teñido de rojo bermellón

el color de la viva pasión

su luz, los tristes ojos ciega. 

  

Corazón  de cera

que se funde con el ardor

caldo espeso de amor

corre feliz por mis venas

 

Con la mecha encendida

la oscuridad ilumina

y ahuyenta las penas.

 

Corazón de cera

que se alimenta del calor

como la semilla del sol

bien regada tras la siembra.

 

De latidos ardientes

y con ritmo constante

de amor la fuente llena.

  

Corazón de cera

que sueña con tener alas

para superar las vallas

mientras libremente vuela.

 

Pájaro de una sola flor

busca cobijo en su árbol

salvando el manto de hierba. 


21·02·2021

14. Urbanización Fantasma, La Muela

“Que la adversidad te pueda frenar, pero que nunca te pare”

Catorce carrizos, juncos de esos que el viento doblega pero no quebra, nos reunimos a buena hora en la Fuente de los Incrédulos. Esta vez el nombre de la fuente quizás no era el más apropiado porque si algo tenía credibilidad y de algo estábamos seguros era de la previsión de que el muy angelical y encantador cierzo se iba a auto-invitar y nos acompañaría en la ruta. Y así fue, vaya que si así fue.

La ida sin más complicaciones, parte de canal y parte de asfalto, caminos de buen transitar y otros no tanto, rodando en dos grupos, manteniendo distancia y con pedaleo ligero pero no a fuego. El que más y el que menos sabía lo que esperaba más adelante por lo que no era momento de alardes ni desgastes innecesarios. Por primera vez, al menos para mí, no tuvimos que cruzar a pie el charco y barrizal del agujero conocido por todos y que tantas fotos y anécdotas ha protagonizado. Buena idea el nuevo desvío que lo bordea.

A partir de ahí iniciamos la suave y tendida pendiente (al menos en su inicio) por la parte trasera del polígono con un camino que paulatinamente se va estrechando y complicando. Aun así tienes tiempo de comprobar hasta donde llega la hipocresía y miseria del hombre capaz de mandar a Marte al robot Perseverance en busca de señales de vida mientras desprotege y maltrata la de aquí: escombros, mobiliario destrozado y basura de todo tipo que tuvimos que sortear en la senda hasta llegar a pie de la auténtica subida del día.

Es de esas pendientes que no tienen un desnivel exagerado ni una larga distancia pero que te hacen subir las pulsaciones y bajar el ritmo, te obliga a tomar más aire del normal y de paso te hurta las palabras y te oculta la sonrisa. Pero esta se recupera rápido, nada más coronar la cumbre donde siempre hay al menos un compañero animando. No hay prisa por reagrupar, todo llega y todos tienen su mérito. Es el momento del corrillo y la tertulia, de la barrita, el plátano o lo que se tercie y de la foto grupal.

Y como no, el detalle hacia la mujer de Enrique en el día de su cumpleaños. Detalle de los que surgen del corazón, aplaudido por todos, y cuya valía radica en el sentimiento con el que se piensa, se prepara y se obsequia. Porque se lo merece y te lo mereces. Amunt!!! (Que la adversidad te pueda frenar, pero que nunca te pare).

Había que reanudar la marcha y transitar por la Urbanización fantasma, otra barbarie del ser humano, un sueño de algunos por crear una zona habitada de 1.500 viviendas pero que tras más de una década de abandono, vandalismo y deterioro la imagen es lamentable y bochornosa: alcantarillas sin tapa, registros de luz abiertos, agujeros, maleza ... todo ello ofrece un paisaje siniestro, sombrío y aciago.

Ahora sí, lo que debía ser un vertiginoso descenso y un raudo llanear hasta el final de la ruta se iba a tornar en un auténtico suplicio, una lucha sin cuartel, cuerpo a cuerpo con un enemigo invisible: el viento. Te martillea constante y sin tregua, golpe a golpe va mermando tus fuerzas llevándose desmenuzada como migas de pan la fracturada moral. Te vacía, te impide avanzar y si pierdes la rueda del compañero o la protección del grupo quedas en tierra de nadie y ruedas kilómetros vociferando: m´en cague en la mare que lo ha parit, fill de put...!!! (creo que no hace falta traducción ¿verdad?).

En situaciones similares era cuando mirabas hacia atrás y siempre tenías a Armando cerrando el grupo protegiendo al último compañero como un auténtico y fiel guardaespaldas. Es nuestro Kevin Costner particular, ya sin escayola y seguro que muy pronto rodando de nuevo con todos. Gran noticia.

La parada en Casa de Ganaderos para un nuevo reagrupamiento fue como toparse con un oasis en el desierto. Recobrado el aliento y el buen humor había que seguir porque, además que el cielo oscurecía por momentos amenazando tormenta, las manillas del reloj nunca se detienen y aliadas con un cierzo cada vez más enfurecido vaticinaba que la hora prevista de llegada corría el riesgo de retrasarse.

Y tristemente salió medio victorioso. A recalcar lo de medio porque aunque no nos pudo parar si tuvo arrestos suficientes de frenarnos lo justo para privarnos de la cerveza y la tertulia en alguna terraza. Un privilegio tradicional que nos arrebató por plantarle una resistencia implacable. La próxima vez busca aliados en todos los dioses paganos si de verdad pretendes que pongamos pie a tierra.

“Que cruz la que lleva el viento,
que aunque vuela por donde quiere,
no tiene hogar ni rumbo
ni nadie que le espere”


19·12·2020

 

Para una lágrima.

Hoy tan solo soy Fer y tú el cuarzo transparente y salado que brota de mi ojo, mi lágrima. Esa que se gestó mientras en soledad me despojaba de las prendas del disfraz y de los adornos navideños. Esa que cobró su libertad cuando me invadió la nostalgia, la añoranza y la melancolía al ser consciente que por primera vez no iba a disfrutar de la compañía de mis padres e hijos en Navidad. Ya son meses, muchos meses, más de medio año, que la distancia y los muros fronterizos imaginarios entre comunidades nos mantienen alejados y sin posibilidad de aunar besos, caricias y abrazos. Siempre crece de valor aquello que se ha perdido.

Tú huye, emancipada y redimida, que yo quedo con la persona a la que el destino tuvo a bien cruzar en mi camino; a mi mujer, pareja, amiga, consejera y confesora. La que desde hace ya una década y cada día sin falta me saca una sonrisa.


28·07·2009

Amparados en la oscuridad

y la lejanía como escudo

plasman huellas en el pantanal

libres y frágiles los sueños.

 

Horas vacías del corazón otoñal

como árbol amargo de hoja caída

esperando que del cielo su lluvia

lo impregne de olor y alegría floral

 

Volamos en el mismo cielo

y las nubes no dejan vernos,

alumbran nuestro dulce nido

palabras que planean al viento .


14·02·2021

13. El Verde

Sobre retos y piques 

MILITIA EST VITA HOMINIS SUPER TERRAM
(La vida del hombre sobre la tierra es lucha)

Y la lucha consiste en superar retos, en no dejar que éstos nos dobleguen sino en afrontarlos y conquistarlos. Parafraseando al Quijote: “No es posible que el mal sea durable, de aquí que si éste ha durado mucho quiere decir que el bien ya está cerca”. Cuando el reto se ve en la lejanía y el camino se torna tortuoso hay que mentalizarse que lo peor yace ya en el olvido y el logro final está próximo. (Esto ya no es del Quijote, ehh)

Los sanos “piques de Principiantes” dan pie a ironía, humor, coloquio, cháchara y por supuesto mucha charlatanería y fanfarronadas emulando a los pescadores y cazadores más vanidosos. Pero aún así es el condimento perfecto para un buen guiso, y un menú que se precie de prestigioso debe tener un plato estrella. Y ahí es donde hace acto de presencia el cocinero mayor Paco incitando a los comensales con un nuevo pique de degustación: el Mirador del Verde.

Según palabras que se atribuyen a Hernán Cortés: “No pelea el número sino el ánimo, no vencen los muchos sino los valientes”. Fuera tiempos y cronos el auténtico pique es con uno mismo y el reto mayor es el de la superación, sin obsesionarse, paso a paso, sin prisa pero con el objetivo claro y con la satisfacción de sentirse uno su propio héroe. Lo difícil es serlo en soledad, con la perseverancia, la paciencia, el tesón, el coraje y el empeño como únicos testigos.

Por eso y que sirva de ejemplo mi sincero aplauso para Arthur porque su actitud el domingo refleja todo lo expuesto en este sermón con el que os estoy martirizando. Bravo por él.

“Con fortaleza rodamos por donde quisimos,
la cima con su abrazo maternal nos espera,
ya en las rampas mostramos rostros coloridos,
y el reto nos aguarda para su conquista”


28·10·2010

Chiquitina mía.

 C  orazón puro y sincero de

H  ada única y preciosa, con la

I  lusión soñada y esperada de

Q  uerer y desear estar, ya, juntos

U  nidos para el resto de nuestra vida

I  maginando y disfrutando un futuro

T  otalmente cubierto de gran felicidad

I  mplorando al marcado destino que

N  o pierda nada de tiempo en unir este

A  mor  tan mágico, incansable y mutuo .

 

M  ás sueños y sentimientos

I  nundan nuestras mentes

A  umentando cada día la pasión.



24·08·2008

TORMENTA


Bailaron  duras palabras

danzaron las emociones

brotaron del  triste alma

abriendo los corazones.


Bailaron , danzaron y saltaron

allanando suave  el mal  trance

con  aire nuevo nos envolvieron

fortaleciendo nuestro romance.

 

Tristes riachuelos de agua salada,

con vértigo por mi cara fluyeron

cristales de emociones pasadas.

Por las venas de mis ojos brotaron

manantial de gotas, que no cesaban.

 

 Tierra que sin agua

vive amarga

y pierde toda esperanza la raíz,

porque por ella viaja

pobre su savia

y la planta hambrienta siente su fin.

 

Huye sin fuerza la tormenta

malherida salta al vacío

el débil nudo no aprieta

y viaja al  país del  olvido.

 

Dura pasión triste y amarga

por un amor desesperado

que se aleja de su dama

herido y derrotado.

 

Más sombras que luces

en lo ya pasado,

difuso horizonte

del  futuro soñado. 


24·01·2021

12. La Divisoria

31 de julio de 1917, poblado de Passchendaele (Bélgica): 585.000 soldados murieron para avanzar solo 8 kilómetros. Tras la batalla, Siegfried Sassoon, poeta y soldado, escribió su poema: "Yo morí en el infierno... ..." Y el infierno, según él, era el lodo.
24 de Enero de 2021, la Puta Divisoria: 11 aguerridos valientes vieron frenado su vertiginoso y frenético descenso por el mismo enemigo, el barro.

Para alguien que no lleva mucho tiempo rodando en grupo y con el hándicap de ser foráneo cada ruta le muestra nuevos horizontes, panoramas, vistas, paisajes, poblaciones, elementos arquitectónicos e históricos, etc... hasta entonces desconocidos para él. Y si además le pica la curiosidad y el afán de indagar y aprender se comprende el interés por la ruta de este domingo.

Lo de “Divisoria” quedó claro con las explicaciones de Armando (mil gracias): el camino separa los valles del Ebro y del Huerva y lo de “Puta”... ayyyy lo de Puta ... tan solo hizo falta acometer las primeras crestas para entender que incluso ese apodo parecía quedarse corto por la dureza de las rampas y la exigencia tanto física como técnica que requería la hazaña. Pendientes con notable desnivel, pedregosas, quebradas y escarpadas que mermaban las fuerzas martilleando brazos y piernas. 

Y qué decir de los descensos: si normalmente sirven para coger aire y recuperar, en este caso obligaban a mantener el cuerpo en tal tensión que el descanso era nulo. Era de agradecer los puntos de reagrupamiento donde las pulsaciones descendían, el oxígeno entraba en los acelerados pulmones y donde pensabas en qué mala hora te habías apuntado a esta ruta. Verdad es que una vez coronado el tramo de mayor dificultad y orgulloso por haber superado la prueba los malos pensamientos y la fatiga se desvanecían y volaban con el cierzo.

Quedaba el descenso en teoría rápido, limpio, por buen terreno, pero cruzarse con los Finisher y ver el estado de sus monturas no presagiaba nada bueno. Y a pesar de rodar sobre aviso el mal augurio se hizo realidad cuando uno a uno el barrizal nos fue engullendo abrazando ruedas, cambios y platos hasta el punto de tener que poner pie a ¿tierra? ... nooo, pie a barro. Es de alabar y agradecer que a pesar de todos los contratiempos y percances el buen humor permaneciera intacto y las risas y el jolgorio los tornara en una peripecia anecdótica para contar y recordar.

Quizás lo más doloroso y difícil de asumir fue al final de la ruta, en el Parque Grande, terracita al sol, botellín de cerveza, torreznos de bolsa y olivas, cuando “gentilmente y en tono muy agradable” el camarero espetó mientras posaba sutilmente el platito con la cuenta en una de las mesas: ¿esto quien me lo paga?. No voy a entrar en detalles, tan sólo comentar que para aprender, perder. Ya sabemos de un bar al que NO volver más.


24·08·2008

DUDAS 

Dudas duras que durarán

y siempre viajan conmigo.

 

Tensas la cuerda

aprietas el nudo  

cierras las puertas  

levantas muros.

¡Segura juegas

Con mi amor puro!

 

Dudas duras del camino

del  corazón malherido.


25·04·2008

La encrucijada

¿Dónde está el límite de la injusticia?

Tenemos una vida cómoda, organizada, previsible, planificada: trabajo, casa, amigos, hijos y el entorno que nos rodea.
Pero a su vez monótona, rutinaria, desilusionante, estresante e  incompleta en lo que a la felicidad se refiere.
 
Entonces;
¿Hasta que punto es justo perjudicar y hacer daño a esas personas que forman el tesoro más preciado que pueda tener un padre por intentar romper ese muro, saltar la valla y girar la senda buscando un nuevo camino?
No podemos ejercer de Jueces, dictar un veredicto egoísta y sancionarlos con una larga condena de dolor .
 
Pero;
¿Hasta que punto, también, es justo mantenerse en ese bosque oscuro, librando una perdida batalla con los zarzales que te arañan día a día, donde las ramas no te permiten ver la luz y los frondosos árboles no dejan pasar el aire asfixiándote sin remedio?
 
Y;
¿No puede esa luz surgida de entre las afligidas sombras ser la estrella que puede guiarnos hacia el valle de esperanza, ilusión, y felicidad soñado por todos alguna vez?
 
Rebeldía o conformismo, ¿es preciso elegir?
¿Podemos rebelarnos ante las heridas más profundas manteniendo los cimientos del castillo intactos?

 Podemos seguir esa luz buscando nuevos horizontes sin tener que destruir muros ni vallas, podemos viajar entre dos aguas, podemos ser libres para dar un paso más, y otro, y otro... sin derribar la aldea con el ariete de la locura y protegiendo esas valiosas joyas que tanto queremos.

Pero en el camino siempre hay piedras y trabas que te hacen tropezar , frenar ó desviarte y por tanto no llegar a tiempo donde uno quiere, ni  "ver" a esa persona que sabe que le está esperando y con la que desearía estar un rato en su rinconcito secreto del final de la senda.


6·12·2020

11. Desembocadura del río Jalón

“Ni quito ni pongo Rey, pero ayudo a mi Señor”

(Bertrand Duguesclin, militar francés, s. XIV)

Y por eso y ya que Paco ha pedido cortésmente que escribamos sobre la ruta de hoy vamos a complacerle como buenamente podamos.

Con el sol haciendo amagos de despertar y las nieblas propias de esta época del año en paradero desconocido nos reunimos sin mucho madrugar y con la puntualidad inglesa ¿de todos? en la pasarela del Voluntariado. Esta vez el número de participantes era de récord al superar la veintena. Comentan las malas lenguas, la mía la primera, que en el último mes Paco engorda medio kilo por semana al contemplar envuelto en un aura de satisfacción que deslumbra como va creciendo la cantidad de rodadores que recluta.

Aparte de las clásicas bromas y de administrarle píldoras de su propio veneno él es sabedor y consciente de que respetamos, aplaudimos y alabamos su labor al frente del grupo. Es una suerte para todos contar con líderes como él y como José H. en el Ritmo por su dedicación, preparación y cuidado hasta el último detalle de todo y de todos. Imperdonable sería que no mencionara a sus espléndidos lugartenientes Enrique y Armando que, aunque a veces pasa desapercibida como una sombra, su labor es de gran valía y constantemente anteponen el bienestar nuestro a su disfrute personal de la ruta. Bravo también por ellos.

Tras los pertinentes saludos llegó el momento de iniciar la salida en dos grupos: los “colorines”  con noveles, novatos y algún ilustre veterano siguiendo la estela de Paco y tras Enrique los “uniformados” con Principiantes y Ritmeros entremezclados. Da gusto vernos rodar hermanados, en completa comunión y plena complicidad. Como tiene que ser.

La ruta, si bien conocida por la mayoría no por ello pierde el encanto, el disfrute y la diversión que regalan las sendas  y el paso por los galachos, sotos y ... Diossssss!!! ya no recuerdo lo otro. Toca aplicarse esta semana o suspenderé el examen final de la temporada. Que suerte la de los “colorines” que con lapicero y libreta en mano tomaban apuntes de las notas culturales de Paco.

Así, con tranquilidad y mejor tiempo del esperado, se rodaba placenteramente hasta que llegó el tiempo de las caídas. Tan “sólo” fueron cuatro pero no se me asusten pues todas ellas en principio sin consecuencias. La primera, de Manolo a quien una gruesa rama, rendida a su encanto, le quiso dar un abrazo amoroso volteándolo y haciéndole besar el suelo. Frustrada a su veloz paso parecía decir: si este  mozo no es para mí, no es para nadie. La segunda caída, la de Ana, por un problema en el cambio trasero en plena cuesta que la dejó clavada hasta que la tierra la atrajo hacia sí. Por suerte la madre naturaleza es sabia y dispuso un manto acolchado de hojas húmedas que amortiguaron el golpe. La tercera le tocó el turno a Alfredo, quien casi en parado y en un despiste de los que todos hemos sufrido alguna vez cayó hacia el costado derecho. ¿Tanta importancia tiene especificar el lado? Pues sí como ya se verá. Una vez puesto en pie con nuestra ayuda Armando tuvo la genial idea de avisar que se rifaba la cuarta caída y Alfredo a punto de reiniciar la marcha quiso tener el privilegio de ser el afortunado por lo que volvió a caer pero esta vez hacia el costado izquierdo y sobre unos zarzales. Una cosita te tengo que decir Armando: sabes que te he cogido un gran aprecio y que te lo digo de corazón pero por favor ... no vuelvas a rifar nada!!! Por fortuna no hubo lesión de ningún tipo e incluso Alfredo con su simpatía natural fue el primero en bromear con la anécdota de su doble caída. Grande.

Antes del destino hubo tiempo para una habitual parada porque como es bien sabido por todos: “la vejiga española nunca se vacía sola”. El dicho no es exactamente así pero no quiero parecer vulgar, mi reconocida timidez no me lo permite. (Tan solo tienen que sustituir vejiga por pilila y “se vacía” por mea y ya está).

Ahora ya sí, aliviados, habiendo soltado lastre, con el sol esforzándose en calentar y con el cierzo respetándonos, llegamos a la desembocadura del río Jalón donde nos reunimos todos para comichear, comentar el desarrollo de la ruta, hacer las fotos de obligada tradición y reanudar la marcha.

De vuelta y por extraños motivos, a quien cree que por la picadura de algún maligno insecto y quien piensa que a consecuencia de inhalar algún polen tóxico de los campos labrados, el caso es que surgieron unos piques retadores entre algunos de nosotros de los de aquí te pillo, aquí te adelanto, aquí miro hacia atrás a ver si entras al trapo, ponte a rueda y vamos a por él, si atacas no pares ... ... siendo el más curioso el del hombre contra la máquina, el de Manolo contra la eléctrica de Alfredo. Lo dejaremos en empate técnico para evitar dudas y enfados. Aquí tengo que alabar la fortaleza y modestia del hombre enamorado de la rama que reconoció que había levantado el pie cuando se dio cuenta que quien iba a su par no éramos uno de nosotros. Otro grande.

Resultó desesperanzador comprobar cómo conforme nos acercábamos al ritual de la cerveza íbamos perdiendo efectivos por el camino quedando al final menos de la mitad para buscar terraza. Y la encontramos, ya lo creo. Terraza sí, mesas libres también, pero la dotación de la cristalería digamos que algo escasa: ¡¡¡solo cinco jarras para toda la clientela!!! Menos mal que semejante fiasco se palió con creces con los huevos rebozados y langostino que nos metimos entre pecho y espalda gentileza del fondo común de Principiantes. Mil gracias por el detalle. Disfrutábamos de una agradable tertulia, sobre todo para mí como siempre que se habla de mi tierra,  pero como el frío helaba ya hasta los huesos no hubo tiempo para nada más que para pedalear de vuelta y despedida tras despedida llegar cada mochuelo a su olivo.


19·08·2008

Soleado camino de la felicidad

que bajo cristalinas nubes de ilusión

y con fresca fragancia de flor eterna

guía al corazón por los prados del amor.

 

Como abeja que busca el polen primaveral

avivando las dulces brasas de la pasión

endulzando al tierno sol su mejor sonrisa

escudándose con su miel del viento traidor.


19·Febrero·2007

Diario del Punto y aparte 

Soy el punto y aparte de una vida

que intenta quedar archivada

por  voluntad de su dueño.

A partir de aquí sólo el presente

y el futuro más próximo

marcarán mi destino.

Ellos me juzgarán

e impondrán su veredicto;

o la condena a convertirme

en un punto y seguido,

o la pena máxima

del punto final.

Si hay que retroceder

que sea para coger impulso,

si hay que cambiar

reflexiona pero no dudes,

si hay que empezar de nuevo

no mires al pasado

y si eliges otro camino

síguelo hasta su destino.


viernes, 12 de marzo de 2021

19·12·2020

 10. Para una Lágrima.


"Puedes salir, sin vergüenza ni temor
deslízate suave coronando la mejilla
no te lo pienses más y salta al vacío
únete a los tuyos y regad la tierra
para que la esperanza cubra el cielo."

Hoy no hay lugar para andanzas y aventuras, para jinetes y caballeros, para potros y corceles, para juglares y trovadores, para castillos y monasterios, para fantasías y tinteros. Como comenté con David (gana mucho sin peluca y duele menos a la vista) algo ya rondaba entre las escasas neuronas de mi maltrecho cerebro para dar forma a un nuevo capítulo del relato del conjuro. Tan solo faltaban los detalles que seguro la ruta me iría ofreciendo. Pero hoy no era el día.

Podría guardar en la memoria para utilizar más tarde en el relato las risas y bromas en el Azud con los disfraces y adornos navideños, el atormentador y martirizante frío que se cebaba con nosotros un día más, la persistente niebla que traspasaba las vestimentas y envolvía con su humedad los cuerpos y que recreaba un ambiente similar al del Londres victoriano de las historias de crímenes y misterios, la ascensión al Toro de Alfajarín entre el espeso manto de la bruma como si de los páramos de las tierras altas escocesas se tratara dejando a la izquierda las ruinas del castillo musulmán con su aspecto sombrío y siniestro, el reencuentro con el primer grupo en el parque de la Pasarela del Bicentenario, breve pero como siempre gratificante y jubiloso, la vuelta acelerada con Jose imponiendo un ritmo asfixiante con atajo incluido, y por último la sentada en la terraza de la Barca con las consabidas cervezas y algo de picar, pero no lo haré. Hoy no era el día ni hay lugar para ello.

Porque hoy no soy el hidalgo Fernán, ni firmo mis rimas como D´Onanffer, ni soy el humilde escribiente de estos relatos. Hoy tan solo soy Fer y tú el cuarzo transparente y salado que brota de mi ojo, mi lágrima. Esa que se gestó mientras en soledad me despojaba de las prendas del disfraz y de los adornos navideños. Esa que cobró su libertad cuando me invadió la nostalgia, la añoranza y la melancolía al ser consciente que por primera vez no iba a disfrutar de la compañía de mis padres e hijos en Navidad. Ya son meses, muchos meses, más de medio año, que la distancia y los muros fronterizos imaginarios entre comunidades nos mantienen alejados y sin posibilidad de aunar besos, caricias y abrazos. Siempre crece de valor aquello que se ha perdido.

Tú huye, emancipada y redimida, que yo quedo con la persona a la que el destino tuvo a bien cruzar en mi camino; a mi mujer, pareja, amiga, consejera y confesora. La que desde hace ya una década y cada día sin falta me saca una sonrisa. Y como no, con mi nueva familia, los que desinteresadamente me acogieron un sábado de Febrero con generosidad, simpatía, hospitalidad, cordialidad, sencillez, bondad y un encanto especial que ya sabéis lo que repito hasta la saciedad: cala y cala muy hondo. Por ello siempre estaré agradecido y obligado a corresponder de la mejor forma que me sea posible.

Y con la música de un clásico como el Rock&Ríos y su versión del Himno de la Alegría me despido hasta la próxima.



12·12·2020

09. Cueva de la Hiedra, Grisén, Zuera, Presa de Pina

Trilogía: “EL CONJURO DEL HECHICERO”

PARTE  II

Quien sabe...

“Quien sabe si con las raíces y ramas trepadoras
su complicidad y armonía con la piedra del muro
alimentada con la savia y sabiduría del difunto
y regada con las bravas aguas, fluyen las curas.”

D´Onanffer Sanfort (1965)

Aún desprendían calor y permanecían humeantes las brasas de la hoguera donde fue ejecutado el hereje cuando el gentío, satisfecho con la proeza y con el espectáculo, empezó a diluirse entre las calles de la villa, momento que aprovechó el hidalgo para acceder al interior de la choza del ajusticiado a buscar no sabía muy bien el qué. De entre vasijas con hierbas y semillas, frascos con pócimas, brebajes y ungüentos, papiros, manuscritos y pliegos recaló entre sus manos un pergamino con lo que parecía ser un jeroglífico de letras y símbolos desconocidos para él por lo que acudió al Monasterio más próximo en busca de respuestas.


 Allí, además de ser lugar de oración, los monjes copiaban y traducían obras clásicas y así mismo transmitían la cultura y el conocimiento. Tras un laborioso estudio llegaron a la conclusión de que podría tratarse de un códice con el conjuro más anhelado por todos: la solución definitiva a la pandemia que asolaba al mundo conocido.
Raudo y diligente lo puso en conocimiento de la hueste, los cuales no dudaron ni un segundo en lanzarse, emulando a otros míticos héroes, a la aventura de resolver este misterio tal como les obligaba el juramento de proteger a los indefensos realizado ante el Código de Caballería.


Capítulo I: “Quien sabe si con las raíces y ramas trepadoras...”

Organizaron la primera expedición en busca de una hiedra mística e iniciaron la partida hacia los montes de Botorrita. Con el gélido frío traspasando sus vestimentas cabalgaron en dos grupos diferenciados con veteranos y noveles en ambos e incluso con alguna celebrada reincorporación tras una larga ausencia.

Resulta imperdonable que a estas alturas no hayan tenido unas líneas en los relatos dos ilustres miembros: Lord Mannol Mamolar quien cuenta la leyenda que su fortaleza es tal que en cierta ocasión cayó con sus posaderas sobre una roca y fue ésta la que lloró de dolor y de la que vieron brotar lágrimas de amargura. Lo cierto es que su esplendidez no tiene igual pues después de estar hasta el amanecer en lonjas y mercados preparando el género para el gremio de los comerciantes, y cuando lo más cuerdo y sensato sería tornar al hogar a descansar, él no dudaba en enfundarse su túnica, armadura y yelmo para reencontrarse con sus compañeros de andanzas. Para superar los escasos momentos de debilidad o flaqueza que pudiera padecer no tenía más que ingerir una dosis de su pócima gelatinosa, entrar en trance y de esta guisa asemejarse a un berserker, el guerrero vikingo más temido.

Y qué decir de Sir Arthur King, respetado y deseado en todos los grupos por su destreza, fuerza, arrojo, intrepidez y especialmente por su solidaridad y compañerismo. Una parte de su singular historia queda todavía por esclarecer pues para unos en una vida anterior fue un herrero de gran valía y cotización y para otros un maestro constructor de navíos y fragatas en algún puerto mediterráneo. Sea como fuere es la única explicación que tiene el hecho de que siempre galopa con todo tipo de artilugios y herramientas en las alforjas de su arcaica y longeva montura por inverosímiles que éstas puedan parecer, como quedó bien patente en la ruta cuando aireó para asombro, desconcierto, bromas y carcajadas de todos una llave metálica de tales dimensiones que más bien parecía una contundente y poderosa arma de mano que el utensilio de un artesano.

No le resultó nada complicado al segundo grupo seguir los pasos del primero. Les bastaba con guiarse por los escupitajos, gargajos, flemas y algunos restos más sólidos del arroz con bogavante que el aguerrido caballero Danniel P´Acharan había engullido el día anterior y que discretamente iba liberando por el camino. Aunque de carácter peleón, tanto en las batallas como en las tertulias, prevaleció su gran sentido del humor siendo el primero en bromear sobre ello demostrando una vez más de que pasta está hecho el hombretón. Tan sólo hay que conocerlo un poco para darse cuenta que es de esos nobles que siempre te ofrecen desinteresadamente su hombro cuando más lo necesitas a sabiendas que probablemente acabe embadurnado de mucosidad, babas y alguna lagrimilla.

Tras pasar por Cuarte, María, Cadrete, Botorrita y ya adentrados en zona montañosa divisaron su destino: una majestuosa pared con oscuras y tenebrosas cuevas decorada con los tonos verdosos aceitunados de las hojas de la hiedra que embellecían la estampa. La tarea no resultó nada sencilla. Las monturas quedaron al final del sendero y la ascensión la tuvieron que realizar a pie. Una auténtica escalada que valió la pena por las vistas que el paisaje les ofrecía desde allí. Sin demora se hicieron con el esqueje que precisaban como parte del conjuro y colocado a buen recaudo en el zurrón que estrenaba el Líder reiniciaron la marcha de vuelta. 

Aún les restaba superar algún obstáculo más como la pedregosa subida de gran pendiente que se interpuso en su camino con cantos, guijarros y chinarros tan sueltos que les obligó poner pie a tierra y conquistar la cumbre desmontados ya que las herraduras de sus corceles patinaban como si de una pista de hielo se tratara.


Sorprendidos quedaron más tarde al vislumbrar a un singular personaje armado con lanza que correteaba sin control ni rumbo fijo por la cima que tenían frente a ellos. Bien es cierto que educación no le faltaba pues cortésmente saludó a los jinetes al pasar por su lado siendo víctima de algún comentario jocoso y burlesco por lo insólita que resultaba la anécdota. No hubo tiempo para más, debían volver lo antes posible. La siguiente prueba ya les aguardaba.


Capítulo II: “su complicidad y armonía con la piedra del muro...”

Complicado les resultó descifrar el siguiente enigma pero la paciencia era una virtud de los monjes y fruto de ella y de sus conocimientos dieron con la solución. Recibida la misiva por paloma mensajera y con la fatiga y las secuelas de la correría anterior todavía pesándoles en las posaderas y otras partes del cuerpo ensillaron de nuevo sus corceles y se lanzaron a afrontar el desafío. Digan lo que digan, a esta frescura matinal que les atormentaba no se acostumbra nadie. Porque frío hacía, frío de Diciembre, pero nada que ver con el frío de otros diciembres. Inusual. Incluso hasta el sol parecía tener intención de acompañarles, como sí lo hizo a ráfagas el molesto cierzo.

Del sexteto que cabalgaba esta vez con el hidalgo mencionar a otro veterano: Sir Javier Red Horse, un jinete de escasas palabras y envidiable forma física, de los que no hacen ruido pero que sabes que siempre están ahí. Veterano, veterano, que como él mismo confesó estaba ya muy cerca de la edad con la cifra sexual más popular, pues en breve alcanzaría las 69 primaveras.

Transitaron por las villas de Monzalbarba, Sobradiel, Torres de Berrellén y Alagón antes de arribar a su destino: Grisén. Y una vez allí al murallón. En realidad se trataba de un puente acueducto sobre el río Jalón que consistía en dos grandes murallas paralelas, de casi kilómetro y medio de longitud, realizadas en mampostería y unidas por un terraplén. En el centro se situaba el acueducto, realizado en sillería y compuesto por cuatro arcos y a lo largo de él dos amplios andadores por los que se podía caminar y a los que se accedía a través de la torrecilla llamada El Caracol.

Llegó la hora de cumplir la misión encomendada y después de danzar con la coreografía indicada para ahuyentar los malos augurios extrajeron de la muralla una piedra de mampostería que celosamente ocultaron en la alforja. Ya de camino de vuelta decidieron detenerse en la Ermita de la Virgen de la Ola, un santuario que según la tradición fue levantado sobre las ruinas de un antiguo monasterio donde fue encontrada la imagen de la Virgen María tras ser arrastrada por las fuertes olas del río Jalón. Orgullosos y risueños por el éxito del deber cumplido y con la reliquia bien custodiada retornaron a la villa que horas antes los había visto partir.

 


Capítulo III: “alimentada con la savia y sabiduría del difunto...”

Esta vez tenían muy claro hacia donde debían dirigir sus pasos. Tan solo les restaba que llegara el momento más propicio pues era preciso que al menos unos días antes la lluvia les facilitara su labor. De nada servía iniciar la correría si el terreno se presentaba deshidratado, árido, seco y estéril. Todo llega y tras los pertinentes preparativos, con la ilusión, la confianza y el ánimo contagioso de la hueste pero también con el barro como compañero de ruta, bajo un cielo amenazante y el ambiente gélido y desapacible fueron alejándose buscando los caminos más favorables y cómodos de transitar.

En el grupo del hidalgo tuvieron la gran fortuna de contar con un magnífico explorador: O´Skar Ambulanç, el guía perfecto que por su asombrosa orientación y gran facilidad para la lectura de mapas y rutas ofrecía la confianza necesaria al resto. En el día a día y entre correría y correría realizaba una labor encomiable y más en estos nefastos tiempos de epidemia. Su dedicación era la de transportar en su carruaje a médicos, galenos y sus ayudantes hasta los más necesitados, o viceversa: a los enfermos, heridos y demás desamparados hasta los lugares habilitados para ser atendidos.

La cabalgada se desarrollaba a buen ritmo quizás por la necesidad de entrar en calor, quizás porque el terreno era apropiado para ello o quizás por ambas cosas pero la cuestión es que no tardaron en arribar a Zuera, esa villa emplazada en los márgenes del río Gállego donde se cree que pudo existir un asentamiento poblado por vascitanos previo a la época romana, sometida posteriormente al dominio musulmán y reconquistada por Alfonso I el Batallador. Al trote por las tierras lindantes pudieron comprobar como la agricultura era la base económica, especialmente los cultivos de maíz, alfalfa, trigo y algunos hortícolas. Los templos más reconocidos eran la Iglesia de San Pedro del siglo XII y la Ermita de la Virgen del Salz de cuyo origen se dice que pudo ser un castillo o asentamiento defensivo árabe. En las inmediaciones se encontraba el curioso Arco de la Mora, una obra inacabada de la época islámica.

Pero el destino de nuestros héroes no estaba en ninguna de estas obras arquitectónicas, sino más bien en un lugar lúgubre, siniestro y fúnebre: el cementerio. El propósito era el más macabro y tétrico de todos hasta ahora: hacer acopio de una cantidad considerable de tierra de la fosa donde descansaran los restos de algún noble o señor feudal.

Así lo hicieron temerosos, pero olvidando los escrúpulos y prejuicios, para sin pausa buscar la salida más rápida del lugar hacia los montes de Zuera, una zona de lomas y barrancos con pinares, estepas y sotos de ribera. Pero como si las almas de los muertos se hubieran despertado ultrajadas por la profanación de la tumba se formó tal vendaval en su contra que les resultaba casi imposible avanzar. Cada metro en contra del aire era una conquista. Daba la impresión que una fuerza sobrenatural les trataba de impedir que huyeran con la tierra santa. Pero ni los fantasmas ni el cierzo eran conscientes a quien se enfrentaban. Les costó lo suyo, dándolo todo, pero una vez más salieron victoriosos y sin más percances pronto divisaron las puertas de la villa.


Capítulo IV: “y regada con las bravas aguas...”

Ya sólo faltaba un elemento para completar el conjuro de la sanación. Les pudo más la inquietud, el anhelo y la esperanza que la fatiga, el agotamiento y la debilidad por lo que les fue imposible aguardar a recuperar fuerzas y siete de los bravos jinetes partieron hacia el último desafío. Esta vez los lideraba la capitana Lady Marian Light alias The Rock quien ya desde la salida clavó las rodillas en el lomo de su potro fustigando de tal forma que éste galopaba a un ritmo endiablado, difícil de seguir para los otros jinetes. Por suerte para ellos unos aldeanos montados en sus escuálidos jamelgos le cerraron el paso obligándola, muy a su pesar, a aminorar la marcha.

Con buen criterio por su parte tomaron inicialmente el camino del canal en dirección al Burgo de Ebro y a su paso por el cementerio sintieron una llamada desde la Ermita de San Jorge a la que tuvieron la obligación de atender. Ascendieron uno a uno, sin prisa, sin pausa, buscando la mejor trazada y animándose mutuamente hasta que lograron coronar. Allí una suave brisa les envolvía en un aura de paz, calma y armonía logrando que recuperaran el vigor al momento.

Con tranquilidad y sin ningún sobresalto llegaron al destino de esta jornada: la presa de Pina, un inmenso azud que retiene las aguas del Ebro para alimentar dos acequias de regadío. Impresionaba la furia y virulencia con la que discurría el agua y la rabia con la que golpeaba los bloques de hormigón ocultos esta vez por el gran caudal que se intentaba abrir paso a la fuerza. Aunque las vistas eran tremendamente espectaculares y hermosas no podían perder tiempo por lo que llenaron de esas bravas aguas las ánforas que habían traído para ello y partieron de regreso conscientes que habían cerrado el círculo de las reliquias del conjuro.

De esta forma ya podían unir todos los elementos: la hiedra de la cueva que crecería cubriendo la piedra de la muralla tras ser abonada con tierra del cementerio y regada con agua embravecida.

El resto aún era un misterio con múltiples y diversas incógnitas que tanto los monjes del Monasterio como otros clérigos de abadías y conventos aledaños y colindantes trataban de esclarecer sin demora por el bien de todos. En sus manos estaba la salvación.