07.
21·11·2020
Río Gállego - Sendas Valdegurriana
Todo suma, todo...
“Por las montañas plateadas
surgió pálida la luna;
y en las sendas perfumadas
las manos entrelazadas
corrimos tras la fortuna.”
“Añoranzas” de Teófilo V. Méndez Ramos (Octubre,
1920)
La algarabía se hizo presente en la plaza de la
aldea y el bullicio impregnó todos los rincones pues una comparsa de juglares
montó allí su teatrillo. Unos daban vida y movimiento a los títeres con gracia
y realismo y otros los acompañaban con la música del laúd, lira, flauta,
pandero y timbal mientras el bardo que era el encargado de transmitir las
historias, leyendas y poemas de forma oral comenzaba la función:
Acercaos todos pues sin más dilación el cantar
de gesta va a comenzar:
“Chicuelos, infantes, longevos y gente de bien
de este lugar
en breve os relato la última andanza de una
hueste peculiar
de reconocida bravura, rocosa entereza y valía
sin igual
que legan su espíritu allá por donde se prestan
a cabalgar.
Partieron desde el Azud del Ebro en tres
camarillas divididos
pues aún pesaba sobre ellos la sombra de lo
desconocido
con ambiente frío, más bien gélido del otoño
malherido
y como garras de águila, los dedos en los
botines encogidos.
Se suponía a priori una ruta corta y de no gran
desgaste
entretenida, eso sí, y acertada para admirar el
paisaje
Con Fernán se aliaron en esta ocasión y para
este viaje
Lady María Luz, Lord Vicente, J´Ferrer y los dos
Danniel.
Iniciaron la marcha de forma frenética y a un galope
fugaz
marcando el ritmo el mosquito que ha dejado de
fumar
y que solo tras una sutil amenaza lograron
aminorar
“o fumas la pipa de la paz, o una pedrada te vas
a llevar”.
Recorrieron las sendas de la cuenca del Gállego
río pirenaico que con su caudal alimenta al Ebro
el cual los acompañaba con su triste ronroneo
mientras trotaban entre maleza y matorral seco.
Tras esto el camino se tornó en suave planicie
volando hacia Santa Isabel por otra vertiente
divisando altanera la pasarela de ferros verdes
que los reclamaba desde el cercano horizonte.
Allí esperaron pacientes al resto de la compañía
a los cuales recibieron con entusiasmo y alegría
bromas, risas y, cómo no, el baile ensayado del
día
aunque pocos fueron los que mostraron la
valentía.
Después de retratarse orgullosos en el obligado
lienzo
fraguaron la mejor manera de afrontar el último
reto
sobre Valdegurriana se lanzaron a pecho
descubierto
amparándose en sus fuerzas y en más de un rezo.
Se adentraron en las entrañas oscuras del
bosque,
en zonas con maleza y otras con aclarado monte
sendas estrechas con cortas y duras pendientes
que “fascoso” alguno murmuraba entre dientes:
“se me están inflando los... ...”
Aquí cada cuál que recite lo que tenga en mente.
Ya en la taberna acomodaron sus posaderas en la
terraza
donde degustaron la preceptiva y reconstituyente
cerveza
mientras sin consciencia se quedaban helados en
la plaza
por lo que con buen criterio raudos finalizaron
la chanza.”
Y de esta forma acabó la función y
mientras el más menudo de los juglares pasaba el plato para recoger las pocas
monedas con las que los asistentes tuvieron a bien compensarles el resto se
dedicó a desmontar el atril, el escenario, guardar los instrumentos, cargar los
carruajes y terminar con los preparativos para la marcha hacia otra aldea donde
probar fortuna con su espectáculo.
A lo largo de estos relatos el trovador nos ha comparado y asemejado con fabulosos jinetes y nobles caballeros por la similitud con ellos en algunos de nuestros valores, la bravura, el poderío, el tesón y la garra, la dignidad y la nobleza... ... pero no está de más que así mismo nos reflejemos en el espejo de los humildes juglares porque todo suma, todo.
Desde quien por pura vocación maneja los hilos de los títeres con buen tino, sensato criterio y mucha responsabilidad, pasando por cada uno de los músicos los cuales aportan con sus personales instrumentos los acordes y el color que impregnan al grupo ya sea como un ameno tertuliano, o con un simple saludo, una graciosa broma, un amable gesto, unas parcas palabras o tan solo la mera y gratificante compañía, pues todo suma, todo.
Y acabando por los bardos y
trovadores, los que por simple satisfacción dedican algo de tiempo a plasmarlo
todo y lanzarlo a las nubes ya sea en fotos, videos, fichas, crónicas, relatos
o sencillos comentarios, pues todo suma, todo.
Y más en estos oscuros tiempos donde nos han
robado la floreciente y perfumada primavera, han doblegado los rayos del
tórrido sol veraniego, se han burlado del rojizo y ventoso otoño y ahora que el
crudo invierno llama a nuestras puertas ya lo hace con el futuro marcado.
Maldito seas, danos un respiro, tú que
sobrevives a base de contagios mientras tu paciente aliada aguarda
atemorizándonos con su guadaña sin saber a quién has señalado. Maldito seas.
De por sí soy de lágrima fácil y peco de exceso
de sentimentalismo, lo sé, lo acepto y sin vergüenza lo reconozco, no veo mal
en ello. Por eso ahora cuando veo bajar el río de las emociones con escaso
caudal, muy por debajo de lo deseado y esto afecta a la ribera familiar o drena
la orilla de la amistad me sobrevuelan tristes nubarrones y me doy mucho mal a
pesar que una y mil veces me repito que al pasado hay que darle una patada y
mandarlo a “fer la má”, para el futuro hay que olvidarse de montar castillos en
el aire a largo plazo ni cuentas de la lechera que normalmente salen fatal y el
presente, éste sí, hay que disfrutarlo gota a gota, chorrillo a chorrillo
exprimiéndolo al máximo. Bien es cierto que la teoría dice esto pero también lo
es que muchas veces el corazón vence al cerebro y por tanto el alma a la mente.
Por eso a pesar de rodar bien a gusto en
sextetos hay que saborear y disfrutar como si no hubiera un mañana de los
contados momentos en los que nos juntamos todos: la hora de la quedada, la foto
de grupo, la parada para pegar un bocado, la del bailoteo y ya en el destino la
cerveza en la terraza aunque sea con las mesas separadas por escasos metros.
Esto es lo que nos has dejado, maldito seas,
pero no lograrás acabar con tanto bueno pues como ya dije antes de que nuestra
vida cotidiana nos hubieras cambiado: nuestra esencia cala y cala muy hondo y éste
espíritu, ni tú ni mil plagas de demonios como tú lograrán someterlo.
Puede sonar a despedida pero no lo es, ni mucho
menos, pero conforme el pozo de la imaginación se vaya agotando llegará el
momento de pensar en guardar la pluma y el tintero, aunque sea por un corto
espacio de tiempo, para ilusionarse con nuevos proyectos porque todo suma,
todo.
“No rendí pleitesía alguna,
más que a mi hueste y a mi bandera.
No hubo hombre que en mi presencia
su nombre hiriera.
Si fue preciso mi sangre dí
mi honor jamás perdí
caballero Alazán fui
y envuelto en su estandarte
sentí, caí, juré y luché.”
D´Onanffer Sanfort (1965)
No hay comentarios:
Publicar un comentario